Faith Akin, alemán de ascendencia
turca, eligió a Diane Kruger como protagonista de este thriller psicológico,
quien en su actuación como Katja manifiesta una serie de sentimientos y
emociones muy humanas, (estemos o no de acuerdo con algunas de ellas), de una
forma tan realista, que el espectador casi se identifica con su dolor ante el
inesperado crimen de su esposo y de su joven hijo. Por otra parte la cámara,
transcurriendo la narración, enfoca acertadamente y manifiesta su impotencia y su
extrema venganza ante la injusticia.
Katjia es una bella joven que se
enamora locamente de un antiguo narcotraficante Nuri (Numan Acar), y a pesar de
estar preso deciden casarse y organizar una familia normal, como la inician,
cuando Nuri ya ha cambiado su conducta.
Una bomba, colocada en frente de la
oficina de Nuri, termina con él y con su hijo de cinco años.
Se inicia la transformación
desesperada de Katja. Como su familia es musulmana ella sospecha que el crimen
fue planeado por una pareja neonazi. Siente que la policía es inoperante; el
juicio es importante por la actitud de los respectivos abogados. Pero
finalmente esta tragedia lleva a Katja a
la venganza total.
La dirección de la película es
acertada: presenta secuencias interesantes, con suspenso, momentos angustiosos
y dramáticos. Recibió premio en Cannes 2017, nominada a la Palma de Oro.