Actualmente se anuncian en carteleras varias películas para la época de vacaciones que producen efectos especiales en
el público: algo de nervios, miedo y terror. Este género cinematográfico se
caracteriza por utilizar el suspenso que provoca en el espectador sensaciones
de pavor, miedo o terror. Con frecuencia
aparece la intrusión de algo anormal de alguna fuerza, evento o personaje de
naturaleza maligna.
Unas más acertadas que otras: Annabell vuelve a casa, (Gary Dauberman), con efectos especiales de sonido,
ritmo intenso y sorpresivas secuencias. Chucky, el
muñeco diabólico, (Lars Klevberg), distinto a sus anteriores presentaciones y
utilizando elementos de la nueva tecnología. Por momentos la obra produce
terror y risas.
El bosque
maldito, (Lee Cronin), con imágenes aterradoras y
continuo suspenso, por la desaparición de un niño.
Próximamente se verá en
las pantallas Pesadilla al amanecer, del cinefotógrafo
ruso Pavel Sidorov, cuya obra sobresale por el suspenso,
la banda sonora, ambientación y
actuación, que despiertan algo de terror, porque el director fundamenta
todos estos efectos en conocimientos psiquiátricos que practica a los
protagonistas para la cura de sus pesadillas en el Instituto de Somnología en donde los pacientes buscan ayuda y allí son inducidos, junto con
otros pacientes, a un "sueño colectivo lúcido". El director ruso hace
“sufrir” a los espectadores las pesadillas de los protagonistas, ayudado del
óptimo manejo de la cámara en mano: Las tragedias familiares de ellos se
relacionan con sus sueños.
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