Un simple insulto verbal, que también es ejemplo de violencia, por falta de tolerancia, puede llegar a consecuencias desastrosas.
Ziad Doueiri, el director libanés de este drama, cuyas imágenes,
secuencias y narrativa interesante y de continuo suspenso desde el inicio,
quiere invitar al espectador a una reflexión seria sobre la necesidad de
diálogo y respeto por las ideas y creencias de los adversarios.
Es una extraordinaria película que ya
está nominada para los premios Oscar.
Un obrero palestino insulta a un
cristiano libanés, ambos residentes en Beirut, por una acción descuidada y ese hecho, prácticamente
doméstico, llevado a la justicia, toma dimensiones de conflicto social,
político, religioso y verdaderamente trascendental. Un pequeño incidente crece,
por no saber dialogar, hasta convertirse en violencia incontrolada: “una
guerra” social.
El guión es excelente, muy bien editado
y las escenas en el juicio se tornan muy interesantes por la actuación de los
abogados, tanto del defensor del cristiano como la defensora del palestino.
Los dos contrincantes tienen en común
el convencimiento de valorar la dignidad personal.
Película muy recomendada: cualquier
parecido con la realidad de Colombia es pura coincidencia.
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