Xavier Legrand, joven director francés, con esta su ópera prima ya ha
conseguido 21 nominaciones y varios premios: 4 César: mejor película, Mejor
guión, Mejor edición y Mejor Actriz. El León de Plata en el Festival de Venecia
2017 y el Premio del Público en San Sebastián en 2017.
Centrándose principalmente en los estados
emotivos de los personajes (para lo cual utiliza imágenes con cuadros muy
cerrados), logra enriquecer su obra que puede mirarse con un drama, como un thriller
o como una película de terror, partiendo desde la puesta en escena.
Myriam (Léa Drucker) y Antoine (Denis Ménochet)
se divorciaron y ella pide la custodia de su hijo Julien para protegerlo de su
violento padre. Antoine alega ser un padre despreciado y el juez determina una
custodia compartida.
El tema central es la violencia de género y el
maltrato infantil.
Legrand, por medio de secuencias, primeros
planos y música adecuada, logra crear una sosobra permanente. La actuación de
los protagonistas es estupenda incluyendo la del niño Julien.
La narración no se detiene solo en la relación
de los padres sino que hábilmente tiene en cuenta las consecuencias del hecho
en el hijo, que demuestra varias veces sus sentimientos y su sufrimiento con el
silencio.
El interés de la película no decae y lleva a
reflexionar sobre la actitud del juez ante estos frecuentes casos de la vida
real.
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