El director y guionista Michael
G. Kehoe presenta una historia sobre una casa maldita, en la que habita un
espíritu maligno. Lugar, en que unas
jóvenes universitarias deciden pasar un fin de semana y cuidar de una niña,
pero con lo que no contaban es que este casa de campo tenía un turbio pasado
con un oscuro pasado.
La película inicia contando el
origen de la maldición de la casa. Esta primera historia que se desarrolla en
1968, muestra a un exsoldado Nazi, que vive con su hija y esposa. Pero un día,
recibe por correo un extraño objeto con una
historia extraña que desencadena una serie de eventos trágicos en su
familia. En esta primera parte, que busca contar el origen de la maldición se toma
mucho tiempo para desarrollar este acontecimiento. Por lo tanto, hace que el
espectador no se “enganche” con la cinta
desde el principio.
Por otro lado, la segunda parte es talvez la peor. Cuando llegan las
adolescentes a pasar un fin de semana en
esta tenebrosa casa de verano y cuidar de la niña, descubren que algo raro pasa en la casa y comienzan a
investigar sobre los antiguos dueños de la granja. En este punto, la historia
es bastante floja, inverosímil y con muchos elementos y personajes que no
aportan nada al relato. Asimismo, las
escenas paranormales son realmente predecibles y aburridas, pues no cumplen con
su objetivo.
Por su parte, los efectos son realmente decepcionantes, ya que son poco
creíbles. Asimismo, los momentos que
deberían ser escalofriantes y tensionantes son en ocasiones ridículos. Igualmente, esta segunda parte a diferencia de la primera,
trascurre con rapidez, lo cual deja en evidencia los graves problemas de guión.
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