Cuando una ideología, una tradición
llega a tener más valor que la persona se terminan la dignidad, la libertad y
los valores humanos. Más aún, muchas veces el temor al “qué dirá la gente”
puede prevalecer incluso sobre el amor.
Es la principal reflexión que deja
la directora noruega de origen paquistaní, Iram Hag, nacida en Oslo, con esta reciente película que fue
seleccionada por Noruega para los premios Óscar.
Este drama basado en la historia
real de la directora es duro y conmovedor, sobre las relaciones entre
padre-hija.
Nisha, (Maria Mozhdah), de 16 años vive una doble
vida: es una hija paquistaní que vive las costumbres y las normas que recibe de
su familia, pero cuando sale con sus jóvenes amigos es la adolescente criada en
Noruega y disfruta de esa cultura distinta.
Su padre, Adil Hussain, actor indio,
atrapado entre las presiones sociales y familiares, especialmente de su esposa,
decide enviar a la niña al pequeño pueblo de origen de la familia en Paquistán
para que “aprenda a comportarse”.
Sobresale en el film la actuación de
Nisha, por su madurez y deseo de vivir una vida auténtica así sea contra la
voluntad de sus familiares.
A raíz de la narración, sencilla
pero interesante, se manifiesta el conflicto generacional y la integración de
los inmigrantes.
Iram Hag, no olvida lo que tuvo que
sufrir en su adolescencia. De ahí el realismo y emotividad de la película.
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