Ëpica historia que revela una amistad
incondicional entre un cazador y un lobo
El director Albert Hughes, quien ha trabajo junto a su
hermano Allen en producciones como Menace II Society, Dead Presidents y Book of
Eli, regresa con Alpha, una película que dirige en solitario, en la cual narra
la historia de supervivencia de Keda, el hijo del jefe de una tribu, quien es
dado por muerto al sufrir un accidente con un bisonte en medio de la cacería.
Durante el
tormentoso recorrido para llegar a su casa, encuentra un lobo abandonado por su
manada que poco a poco logra domesticar. Este se convierte en su única compañía
y una gran ayuda para combatir los innumerables peligros que lo azotan durante
el viaje de regreso.
Esta cinta ambientada en la última Era de Hielo
(20.000 años atrás), muestra cómo se convirtió el lobo en el primer animal en
ser domesticado. Desde el principio el filme es prometedor, pues inicia con la
narración del célebre actor Morgan Freeman, con una destacada fotografía y una escena
de acción bien estructurada que expone esa relación de supervivencia entre el
hombre y los animales. Asimismo, dentro esta primera parte el guionista, revela
aspectos de la vida de esta tribu como sus costumbres, creencias, rituales y la
constante lucha por sobrevivir. Un importante elemento que le da fuerza al
relato.
Sin lugar a dudas, los momentos más emocionantes y
conmovedores de la cinta son cuando Alpha demuestra su agradecimiento y
fidelidad a Keda. En estas escenas el director logra conectar al espectador con
esa relación de amistad que nace en medio de las dificultades, queriendo
mostrar que un animal puede llegar a convertirse en un compañero incondicional.
Por otra parte, se resalta la cinematografía del
largometraje, la cual permitió recrear con éxito los paisajes y criaturas de la
era prehistórica. Estupenda ambientación. Sin embargo en ocasiones, los efectos
digitales no son muy buenos y hace que se pierda la naturalidad de estos
escenarios.
En conclusión, Alpha es una película con una historia
conmovedora sobre una amistad entre un joven cazador y un lobo, que tiene lugar
en una época en la que los animales eran vistos solo para el consumo. Un largometraje que también se destaca por sus
elementos visuales, sonoros y por el innovador lenguaje que fue inventado por
el guionista Dan Wiedenhaupt.