miércoles, 20 de junio de 2018

EL GRAN DICTADOR




El genio de la comedia muda Charles Chaplin, se popularizó en 1915 con el personaje de Charlot, un vagabundo torpe e ingenuo que se esforzaba por tener buenos modales y parecer un caballero, un personaje que con el tiempo se convertiría en el icono del cine mudo.  Chaplin siempre sacó provecho de su gran capacidad para hacerse entender sin decir una sola palabra, pues sus gestos y movimientos siempre hablaron por él. Pero en 1940 a inicios de la Segunda Guerra Mundial, el mundo escuchó por primera vez la voz del célebre cómico en El gran dictador, una obra en la que el artista buscó promover la esperanza, la hermandad y la democracia en una sociedad  devastada por la violencia.
En esta parodia del nazismo al mejor estilo Chaplin, el actor y director además de caricaturizar a uno de los peores dictadores de la historia Adolf Hitler, realiza un emotivo discurso con el personaje de un barbero judío que es perseguido y confundido con el dictador Hynkel por su notable parecido.  Una historia que cambia los roles de los dos personajes principales (ambos interpretados por Chaplin) que además de divertir, deja un claro mensaje esperanzador y reflexivo que sigue siendo de gran importancia y actualidad  en estos tiempos.
Esta joya del cine que es considerada como una de las obras más grandes de la cinematografía mundial. 

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