Ai Weiwei es un artista, documentalista y activista chino, quien ha sido crítico
del gobierno de su país por sus posturas respecto a la democracia y a los derechos humanos. En la
mayor parte de sus trabajos artísticos, busca que su público examine la
sociedad y sus valores. Además, este artista se ha caracterizado por sus
importantes investigaciones sobre corrupción que han involucrado al gobierno
chino.
El cineasta que ha realizado más de
trece documentales, regresa con un nuevo
filme sobre la fuerte crisis de los refugiados que azota actualmente al mundo.
Una película que no solo tiene el objetivo de ponerle rostros y nombres a esta
problemática, sino que también busca darles voz a estas víctimas de la guerra,
de la desigualdad social y de los malos gobernantes. Con testimonios, cifras, tomas aéreas y planos generales, el director
pretende mostrar la verdadera cara de la angustiante crisis migratoria que afecta en gran medida a los países de
Medio Oriente y África.
Como hormigas se ven desde lo alto las miles de familias que permanecen en
campamentos temporales en condiciones infrahumanas, esperando ser recibidas por
los países europeos que decidieron cerrar sus fronteras ante la constante
llegada de inmigrantes a sus territorios.
Las ayudas se acaban y los gobernantes optan por convertirse en simples
espectadores de una problemática que parece no tener fin. Mientras tanto, las
imágenes de las personas que habitan estos campamentos son desoladoras, sus rostros reflejan la angustia, el dolor y
la incertidumbre de no saber qué pasará con sus vidas en los próximos años, una
circunstancia que los pone entre la espada y la pared.
Weiwei nos muestra esta realidad a través de las voces de los
protagonistas, pero a su vez desea que el espectador entienda las causas de
esta crisis humanitaria que está afectando al mundo entero, por medio de datos
concretos, opiniones de expertos y personas que trabajan en las organizaciones
sociales que apoyan a esta población. Por
su parte, entre las entrevistas que realiza el director se destaca la de una
mexicana que asegura que la migración es
un derecho y que este fenómeno es producto de la desigualdad que ha afectado a
la humanidad desde siempre.
Asimismo, el largometraje pretende que el público conozca la situación real
en la que se encuentra el planeta, pues una de las causas del desplazamiento es
el cambio climático que está afectando principalmente a los africanos, quienes han tenido que migrar a otros lugares para
mejorar su calidad de vida.
Igualmente, Marea Humana lleva al espectador a un recorrido por 23 países
en la que no solo evidencia el origen de este desplazamiento, sino que también
expone las historias de las personas que han tenido que huir de sus hogares
para salvar sus vidas. En medio de los escombros, las víctimas de la violencia
relatan con tristeza y nostalgia sus vidas antes de la guerra. Pero al mismo
tiempo, piden a los líderes mundiales que les sean respetados sus derechos para
que algún día puedan vivir en paz.
Finalmente, el mar ha sido el mayor testigo de esta tragedia. Cada día
llegan a las costas barcos llenos de personas que buscan con coraje y valentía
un refugio para huir principalmente de la violencia y la hambruna; algunas lo
logran y otras se ahogan en el mar.
Flotadores en las aguas y otros en la arena son el símbolo de esta crisis
humanitaria que seguirá expandiéndose mientras la inequidad y la ambición
continúen gobernando el mundo.
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